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viernes, 8 de abril de 2011

Date por aludido, si quieres.

Pesetero me llaman.
Según la RAE:
Pesetero, ra: “Dicho de una persona: "Aficionada al dinero, ruin, tacaña, avariciosa.”
Me resulta curiosa la facilidad que tienen algunas personas –en ocasiones hasta se hacen llamar amigos- de apodarte con un adjetivo del cual, probablemente, no tienen la menor idea del alcance de su significado. Por incultura, desconocimiento, falta de meditación, o lo que sea. Lo malo es que los que tenemos un mínimo de conocimiento nos ofendemos –me incluyo simplemente por ese hecho, ofendido me hallo-, nos duele de veras que un maldito incompetente tenga la jodida indecencia de llamarte sutilmente algo tan apestoso como “pesetero”, pensando (es un decir) en su
vacía mente, que sus palabras nada más quieren decir que debías haber abonado cierta cantidad, y por tacañería no lo has hecho. Olé tus cojones, muchacho.
Y aún encima se creen mejores. ¿Por qué mandas ese mensajito entonces? ¿Acaso el objetivo no es que pague? ¿No es tu intención ofenderme para que me vea en la obligación de abonar esa
cantidad? ¿No eres tú el que pasa por alto la cortesía de darme la oportunidad de enterarme yo mismo que me olvido de algo, y pone por delante el incremento de su bolsa a una relación personal? Amigo mío, no cuela. Como venimos diciendo los españoles desde mucho tiempo atrás, “vemos la paja en el ojo ajeno y no la viga en el nuestro”.
Pero aquí estoy yo, viéndole el lado positivo a semejante afrenta –si, tiene un lado positivo-. Lo bueno de toda esta parafernalia, es que el susodicho –y muchos otros que lloverán- se delató a sí mismo, dándome a conocer por primera vez desde que lo conozco –hay que joderse con la redundancia- la maravillosa persona que es. Y eso es bueno, porque una vez si, amigo, pero dos no, colega.
Espero que te aproveche lo que ha crecido tu saca.

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