Etiquetas

domingo, 7 de agosto de 2011

Insomnio.

Insomnio. No lo sufro, lo padezco, o más bien me padece él a mí… y me compadece. Debe ser una tarea dura, noche tras noche, la misma historia. Mi sueño se va de copas, y hasta las tantas no se digna en regresar, y lo peor es que no puedo enfadarme con el muy villano, pues lo hace porque está cansado de pasar las noches junto a ti, y no me deja soñar. Y se confabula con mi colega el cansancio, que no me abandona jamás. Él dice que es para vigilarme, pero yo sé que es porque con él cerca, tampoco puedo pensar. Son amigos al fin y al cabo, que para eso están. No me gusta que hayan amenazado de muerte a mi memoria, para que tampoco te pueda recordar, al fin y al cabo la pobrecita ni pincha ni corta en esta historia,  pues yo no te guardo ahí, no, tú estás en otro lugar.  Y espero que no se enteren nunca de donde estás, pues por mezquino que sea este cansancio, y por mucho que extrañe a mi querido sueño, disfruto más las noches viendo a tu recuerdo revolotear por los recovecos de mi ruinoso corazón, que tumbado en una cama soñando con lo que pudo ser, no fue, y nunca será.

No hay comentarios:

Publicar un comentario